“El 87% de nuestro personal son mujeres. En áreas de responsabilidad tenemos muchas mujeres”
¿Cómo analiza usted el emprendimiento en femenino en Andalucía?
El proyecto de una mujer o un colectivo femenino va por delante en competencia con uno de un hombre porque ya hay una ley que regula el nuevo marco. Dicha “discriminación positiva “es necesaria para acelerar el proceso, algo que debe incentivar a cada emprendedora para dar el primer paso. Pero a mí me preocupa que falte un factor muy relevante en nuestro país, la baja productividad que los datos revelan y la motivación para la proyección de futuro a largo plazo, ambos deben ser la esencia de todo negocio. Habría que estudiar modelos como el de Irlanda en el que tienen casi una paridad total y además una gran productividad. ¿Cómo lo han hecho? ¿Imponiendo la paridad? o ¿haciendo que la sociedad adquiera los valores de paridad desde la formación primaria y fomentando esa cultura del emprendimiento y el trabajo desde pequeños?
¿Qué valores cree que imprime una mujer dentro del mundo de la empresa?
Creo que viéndolo con perspectiva las mujeres somos más e caces. Cuando conoces a mujeres empresarias que se presentan como casos de éxito, la mayoría han tenido que renunciar a muchas cosas y entre ellas a su otra empresa que es su familia. No todo el mundo tiene la habilidad natural para emprender, hay que tener algo que no se puede medir, podríamos llamarlo instinto. Tendríamos que estar acostumbrados a entender que en cada sector hay diferentes oportunidades y el éxito y los fracasos pueden estar condicionados por los vaivenes sociales. En los negocios hay una variable que es el riego y en eso sí que las mujeres solemos ser más conservadoras, tendemos a contextos más estables y a tenerlo todo “bajo control”
En su caso, usted es empresaria por cultura familia ¿Qué aporta el criarse en una familia emprendedora?
El ejemplo es una escuela muy buena. En mi caso ha sido un regalo, pero también veo como ahora parece que todo cuesta mucho menos que antes, que el éxito es algo más efímero. La globalización ha cambiado mucho la forma de hacer dentro de las empresas. El hecho de que una empresa, como pasa en mi caso, sea familiar, pero haya pasado a otra generación conlleva que todo haya cambiado, permanecen los valores y se profesionaliza la gestión por áreas. En mi caso somos cinco hermanos, dos mujeres y tres hombres, mi hermana y yo somos las mayores, pero nuestro padre a fomentado la incorporación a la empresa por igual. En cualquier caso, a mí no me importa ser la segunda porque entiendo que ya la mayoría de las organizaciones ya no tienen un organigrama tan piramidal. En las pequeñas empresas familiares nos movemos en un modelo más transversal en el que cada uno aporta lo que vale. A mí me gusta mucho delegar, confiar en el equipo porque eso también le da a todo el mundo un sentido de pertenencia y motivación.
Inés Rosales es una empresa muy femenina.
El 87% de nuestro personal son mujeres. En áreas de responsabilidad tenemos muchas mujeres y en la fábrica tenemos más mujeres porque desarrollamos un trabajo muy artesano y manual donde ellas se muestran más habilidosas. Nosotros pertenecemos al ámbito agroalimentarios y no debemos olvidar que en Andalucía hay mucha agricultura y que la mujer ha jugado un papel esencial en el campo y en las fábricas. Lo que debemos tener claro es hay labores que la mujer, lo hace mejor y se mantiene en el tiempo. En nuestro caso, por la forma de producción tan especializada deliza a la plantilla.
Hay ahora mismo muchos frentes abiertos a nivel empresarial ¿En qué punto se encuentra ahora mismo su empresa?
Nosotros tenemos la gran debilidad de que no somos un sector. Estamos enclavados dentro de la pastelería tradicional pero no hay muchos más negocios como el nuestro. Por eso no podemos centralizar compras y tenemos que establecer relaciones directas con los proveedores con los que generamos sinergias muy positivas. Además, trabajamos con materias primas que están sometidas a factores que no se puede controlar, como el clima o el desgaste de la tierra, por lo que intentamos cerrar al máximo las compras anuales para blindar los precios. Ahora mismo estamos en un momento en el que la propia inación tensiona mucho la cesta de la compra. Nuestro producto no es básico con lo que tenemos que estar pendientes de cuál es el precio que el cliente está dispuesto a pagar por nuestro producto, que conoce de muchos años y al que le da el valor de algo artesano. Entendemos que hay momentos en los que hay que renunciar a parte de los márgenes. No podemos olvidar que somos un producto gourmet, pero a precio popular. Siempre digo que somos el souvenir de Sevilla para todos los bolsillos.
Y ¿cuáles son sus planes en un corto y medio plazo?
Siempre nos movemos en la preocupación constante de conservar a nuestro consumidor el y al mismo tiempo entendemos que tenemos que conquistar nuevos mercados, nuevas generaciones. Tradicionalmente el vínculo de nuestro producto viene asociado a ese consumo familiar en casa de la abuela, de las meriendas, y ese estilo de vida se está perdiendo. Buscamos fórmulas para llegar a esos nuevos modelos de familias, a través de productos innovadores y visibilizamos momentos de consumo. Innovamos en todas las líneas, en las Tortas de Aceite artesanales y en otros productos cómo los crackers, recientemente bajo la marca “Crujío”. Hay que estar permanentemente en “escucha activa” para saber lo que quiere en consumidor. Y en nuestro caso también es importante contar y enseñar los valores de nuestro producto, todas diferentes porque están hechasamanounaaunoyesoeslo que nos diferencia. Estamos comprometidos con la sostenibilidad, utilizamos papel reciclado, aunque nuestro producto nos exige por ser rico en AOVE, que el empaquetado nal esté sellado con un material plástico. Es un plástico reciclado y reciclable, tenemos que comunicarlo más y mejor. Seguimos buscando alternativas para que con más de 100 años sigamos ofreciendo uno de los mejores productos de alimentación del mundo.
Entrevista aparecida en Tribuna de Andalucía, octubre de 2023
